Tener 10 hijos y vivir en el campo, lejos
del fragor de la civilización y de las interferencias de la sociedad suena como
una opción atractiva para criar a los vástagos de una manera ‘natural’. Hay
quien criticaría esta posibilidad por irreal y trasnochada, pero otros le
hallarán sus ventajas, incluso a la práctica de educar a los chicos al margen
de la escuela formal, que tiene su atractivo para personas de ciertas
expresiones religiosas o ideologías particulares.
Pero en todo hay límites y cuando éstos se sobrepasan, al grado de poner
en peligro la integridad física y las posibilidades futuras de los niños, todo
se derrumba. Eso, al parecer, habría sucedido al menos temporalmente en el caso
de Joe y Nicole Naugler, quienes vivían con
sus 10 hijos en una apartada zona
rural en Kentucky. La propia familia ha documentado su visión y modo de vida en
su página de Facebook ‘Blessed Littled Homestead’, que tiene más de 36,000 likes.
De
acuerdo al relato de Beth Greenfield en Yahoo Parenting,
los Naugler perdieron la custodia legal de sus 10 hijos luego de que una queja
anónima ante la policía desató una investigación que documentó condiciones de
vida consideradas inaceptables en la corte donde se atiende el caso. Se reveló
que la familia vivía en una casa construida de modo muy precario, como una
especie de tienda, sin agua corriente ni electricidad y al parecer sin
infraestructura séptica.
La televisora local
WHAS añadió entre las
quejas y evidencias presentadas ante la corte que los menores vivían en
condiciones inapropiadas, que en el lugar se hallaron pilas de basura,
cristales rotos y clavos y que el espacio en la tienda era insuficiente para
una familia tan numerosa. Además se criticó que los niños no estaban
registrados en la escuela.
Los Naugler se han defendido diciendo que en realidad se violaron sus
derechos y que se les persigue por su forma de vida, en la que no dependen o
interactúan con las empresas de servicios públicos y son a su entender
autónomos, según otra televisora local, la WLKY.
Se defienden diciendo que se consideran
una familia apartada del sistema escolar y que viven una vida simple, apegada
solo a lo básico, y han disputado la validez de varias de las alegaciones de
que vivían en condiciones inadecuadas al señalar que sí tienen acceso a agua y
un inodoro funcional.
Según la WHAS, los Naugler afirman que si bien su casa está
"abierta" puede ser "cerrada durante el mal tiempo" y
añaden que tienen una buena estufa de calefacción, que no usan durante
primavera y verano, y que podrían decidir poner una reja para el área de basura
y las bandejas de reciclaje.
Con
todo, el hijo mayor de la familia, de 19 años, que ya no vive con ellos, está
en desacuerdo con su padre y dice que teme por sus medios hermanos (él, en
consecuencia, sería hijo de una pareja anterior del hombre, aunque eso no está
claro) y espera que de todo este asunto legal surja un cambio y que la familia
se mude a un lugar en el que puedan tener “una vida mejor”, de acuerdo a la WLKY.
Por añadidura, Nicole Naugler está embarazada de su onceavo hijo y
cuando las autoridades se presentaron para tomar la custodia de los menores
ella no habría cooperado con ellos y tuvo que ser retenida con esposas. Además,
Joe Naugler ha sido acusado de amenazar a un vecino cuando trataba de obtener
agua de un pozo.
Sea como sea, los Naugler están decididos a pelear legalmente por
retener a sus hijos y su estilo de vida mientras los menores están bajo
custodia de la corte.
En un reciente post en su página de Facebook, Joe Naugler afirma que ha
permitido a las autoridades de protección infantil inspeccionar en varias
ocasiones su propiedad y que tras ello se ha confirmado en repetidas ocasiones
que sus hijos están contentos, sanos y que viven en un lugar suficiente para
sus necesidades, pero que aún así el juez no les ha devuelto la custodia de sus
hijos y lamentó que su hijo mayor haya testificado.
¿Se trata así de un caso de negligencia de los padres por un excesivo
celo tradicional o ideológico, o una exageración e incomprensión mayor de las
autoridades? Aún es pronto para saberlo, pues las audiencias en la corte no han
concluido.
Como remata Greenfield en su artículo los trabajadores de protección de
menores, que muchas veces enfrentan ellos mismos limitaciones y problemas,
prefieren muchas veces errar por precaución excesiva que dejar pasar un caso
que hoy quizá parecería inocuo pero que si en el futuro se deteriorara en grado
fatal se haría daño a los niños y la comunidad estallaría en ira.
Fuente: Yahoo Noticias
Fuente: Yahoo Noticias