Más de mil quinientas
personas realizaron una caminata penitencial desde de la Catedral San Juan
Bautista para que llueva en la provincia San Juan y en todo el país ya que la sequía está provocando perdidas millonarias
a los productores agrícolas e intensos incendios en la Loma de Miranda.
Todos los pronósticos se
desbordaron con la Caminata Penitencial de Hombres de Fe
Por la lluvia, efectuada este domingo
10 de mayo, con prolegómenos la noche del sábado 09, al filo de la medianoche:
La presencia de poco más o menos 1,500 personas superó las expectativas de una
participación estimada inicialmente en centenares que no sobrepasarían el
número de los mil y al momento de salir la larga fila de penitentes de la
catedral San Juan Bautista, superaba los 700 y en el trayecto se le iban
adhiriendo grupos considerables.
Mientras que en Las Matas
de Farfán, un grupo compacto que sobrepasaba las 500 personas salió del
municipio, con el mismo efecto de atracción de grupos en las comunidades que
engrosaban significativamente la cantidad primaria, convirtió en multitudinario
el acontecimiento al reunirse en el campamento diocesano de Piedra
Blanca.
La señal de arrancada la
dio monseñor José Grullón con una exhortación y Cirilo Segura explicó el
propósito de esta manifestación de la fe del pueblo, expresada en los
productores por la falta del agua para regar los sembradíos que han originado
la pérdida de 776, 497 tareas de habichuelas, en la pasada cosecha.
Pese al gran número
de participantes, mozalbetes incluidos, la actuación de los agentes en el
servicio de seguridad, estuvo a la altura de las circunstancias imponiendo el
orden en la carretera y en algunos tramos, evitando la dispersión, la segmentación
de la hilera o la ocurrencia de algún accidente.
Era evidente que la
fe no era una materia de discusión en esta manifestación pública de penitencia
y el gentío vibraba al compas de la consigna-plegaria: “Piedad, Señor, Perdona
nuestros pecados y danos el don de la lluvia” y similares. Otro aspecto a reconocer
es que, pese a tomar todas las previsiones y advertirlo en los pregones y la
publicidad formal, se colaron muchas mujeres que no quisieron perderse la
experiencia.
Una vez llegados a Piedra
Blanca, la devoción en la capilla Nuestra Señora de la Altagracia fluyó desde
el ADN atávico que corre por la sangre y la cultura de la gente sencilla del
pueblo, participando en las salves y los bailes de palos, así como en la
gestualidad ritual con el encendido de velas y oraciones.
Junto con el aire
frio de la aurora que erizaba la piel, soplaba esa otra corriente de hermandad
que henchía el alma, con la solidaridad convertida en causa común, en
palpitante concordia y cordialidad, que nos revela que por el infortunio de la
sequía, en el corazón de todos ya comenzó a llover unidad, fe, integración,
entusiasmo, propósito, esperanza.
Aunque el techado resultó
muy pequeño para la celebración eucarística encabezada por el obispo José
Grullon, la solemnidad de quienes debieron quedarse al descampado en los exteriores
contribuyó a que resultaran más participativas las plegarias en el momento
litúrgico del acto penitencial, con la confesión de Juan Carlos García pidiendo
perdón a los hijos y Julio Viñas (Pily) reconociendo los pecados en el trato a
las esposas. Concelebraron junto a monseñor los sacerdotes Mártires García,
Ramon E. Del Rosario (Frankelo) y Feliciano.
La caminata no se
trató de la hazaña de recorrer 25 kilómetros en el horario habitual de dormir,
sino de una reafirmación de la fe del segmento de población ligado a la
producción, que por el empeño de sus organizadores quedó requetebién.
Aguardamos ahora la lluvia oportuna, abundante y necesaria que reverdezca
nuestros campos, hoy convertidos en erial, si acaso, con raquíticos frutos en
agraz.
Fuente: Arcodelsur.com/ bohechiodigital@gmail.com/11/5/15.