No hay que hacerse ilusiones. El acoso a que desde un tiempo a esta parte se ha sometido a la República Dominicana durará tanto tiempo como el que duren el Gobierno y el Estado dominicanos para ejercer definitivamente su facultad constitucional y soberana de devolver a su país de origen a todo extranjero que se encuentre en estatus de ilegal en nuestro territorio.
Esto es:
si duramos cinco años para hacerlo, ese mismo tiempo durará el acoso, si
duramos diez años, entonces la presión se extenderá por diez años. Pero si lo
hacemos en un año o menos, eso mismo durará el asedio.
Entonces,
el gobierno debe apurar ese trago amargo en el menor tiempo posible, porque “El
trago amargo se bebe rápido”, nos enseña la vieja expresión de sabiduría del
pueblo.
No se debe ignorar que el bloque manipulado por las grandes potencias y que operan las islas circunvecinas juntas con Haití y algunos estados de la región torpemente dirigidos en complicidad con la ONU y la OEA contra nuestro país, tiene una sola lógica: “República Dominicana es el único país que debe acoger voluntaria u obligadamente a los haitianos. Sólo de ese modo nosotros podemos evitar que los haitianos lleguen a nuestros países”.
Es esa la
razón por la cual se constituyeron en bloque de presión para exigir que el
gobierno dominicano declarara la amnistía total o el famoso “entren tó” los
indocumentados durante el recién concluido proceso de regularización de la Ley
169-14.
Fue así
como las grandes potencias hicieron tan obvia su intención, su esfuerzo de
renegar la posibilidad de recibir haitianos. Ellas no quieren, repito, importar
pobreza. Los cual cobra cruda evidencia con las frecuentes deportaciones de
haitianos que hacen los islotes y colonias que integran el Caricom.
En su
racionalidad, “como Haití y la República Dominicana son el mismo territorio. En
consecuencia, es ésta que debe recibir a los haitianos y a quien le toca
asumir la carga”.
Estamos, pues, explorando el origen de la idea del Estado binacional, concebida y diseñada por las mismas potencias que explotaron para sí lo mejor de la otrora riqueza Haitiana, las que sumieron a ese país en una inopia tal que lo condujeron a su actual condición de Estado fallido, incapaz hasta de dotar de documentos de identidad a sus nacionales, negándoles la condición y los derechos de ciudadana.
Lo que no
logro entender es por qué razón nuestras nuestros voceros internacionales no
elevan por lo más alto argumentos tan sencillos y evidentes, apoyados en la
frecuentes imágenes que proporciona la televisión internacional sobre las
deportaciones masivas y violentas de haitianos que hacen los países e islotes
apandillados para acosar al nuestro sobre la base de acciones sin precedente de
doble moral e hipocresía.
Atravesamos
un momento difícil, un verdadero desafío a nuestra supervivencia como Estado
soberano por lo que cada y dominicana y dominicano, autoridad o simple
ciudadano comprometido con el legado de los padres de nuestra nacionalidad debe
prepararse a dar lo mejor de sí, apoyarnos primero como país y apoyar a nuestro
gobierno, las medidas y disposiciones dirigidas a cumplir los dictados de
nuestra Constitución, de nuestras leyes; y a ejercer nuestra soberanía como
Estado.
Debemos
estar conscientes de que sólo se trata de un bloque, pues además de que unen su
voz cual Fuente ovejuna, son al mismo tiempo una concierto de connivencia; una
actitud en componenda. Allí se perdieron las diferencias ideológicas que
encarnan de un lado Estados Unidos, Canadá, Francia e Inglaterra; y del otro
Cuba y Venezuela. Entonces, parecería tomar aplicación la pragmática frase de
que “Estados Unidos no tiene amigos ni enemigos, sino intereses.
Ese mismo
bloque deja resueltas viejas confrontaciones y luchas de clase, “borra” las
tensiones y conflictos políticos de baja intensidad, pone feliz fin a la Guerra
Fría entre las potencias y Cuba-Venezuela, para tender un puente internacional
de cooperación que culminaría con la reapertura de embajadas con medio siglo de
clausuradas. No importa que en el campo de batalla se cuenten dos grandes
bajas: el pueblo dominicano y la verdad, que es la primera víctima de la
guerra, como en una ocasión dijera desde el Golfo Pérsico el periodista Peter
Arnett.
Repito:
si los haitianos se quedan como carga exclusiva dominicana, entonces desparecen
los intereses ideológicos actualmente confrontados. Los países constituidos en
bloque no tendrían que cargar el fardo de la pobreza haitiana y se benefician
por igual Estados Unidos que Cuba, Francia que Venezuela, Canadá que Jamaica e
Inglaterra y Guyana junto a la comunidad Europea con sus islotes
satélites del Caricom, constituidos en estados anómalos y neo-colonias para
reunir el quórum y sumar los votos en organismos internacionales que cita Juan Bosch
en su tratados históricos.
Fuente: http://eldia.com.do/