Vieques (Puerto Rico).-. La designación tuvo como objetivo agradecer el trabajo forzoso realizado en las calles de Vieques por 25 prisioneros dominicanos presuntamente fusilados por tropas españolas en la isla de Vieques en los años 1864 y 1865.
El acto se realizó con motivo del 152 aniversario de la Restauración de la Independencia de la República Dominicana, luego de la aprobación de una resolución de la Legislatura Municipal, que adjudicó el nombre de los mártires dominicanos a la calle vecinal en el sector Santa María, que conecta con la carretera 200.
Según los documentos históricos, los 25 dominicanos, entre los 16 y 80 años, fueron trasladados a Vieques y obligados a trabajar en los caminos del pueblo.
Las causas de sus muertes, que ocurrieron entre el 5 de diciembre de 1864 y el 22 de marzo de 1865, no fueron especificadas en las actas de defunciones.
Además del alcalde Emeric, participaron en el acto los vicecónsules Nicomedes Pérez y Ramón Núñez, quienes se expresaron a nombre del consulado dominicano en Puerto Rico; el director del Museo Fuerte Conde de Mirasol, del Instituto de Cultura Puertorriqueña, el historiador Robert Rabín; Romelinda Grullón, del Centro de la Mujer Dominicana y José Rodríguez, del Comité Dominicano de los Derechos Humanos.
Igualmente, Ismael Guadalupe, activista y líder comunitario de Vieques; Héctor Olineri, de la Oficina de Manejo de Emergencias, Gypsi Córdoba, presidente de la Legislatura Municipal de Vieques, Elda Guadalupe, legisladora, representantes del Colectivo de Artistas Visuales Dominicanos en Nueva York, Senovia Beltré y los doctores Diana Mena y Mario Paulino, propulso de la medida, de la Misión Médica Dominico-Boricua.
Rabín, de su lado, dijo que "cada año nos enorgullece que más hermano caribeños se unan a esta hermosa actividad, donde podemos entrelazar nuestra solidaridad caribeña, afianzando los nexos históricos de solidaridad.
"Hoy aquí queremos igualmente celebrar el valor de los 25 hermanos dominicanos que concluyeron sus vidas en este fortín donde estuvieron prisioneros, con este nombre a la calle en honor a ellos, sabemos que su lucha no fue en vano", expresó.
Mientras, Paulino comentó que "este acto de nombrar una calle con los nombres de nuestros mártires dominicanos enterrados aquí en Vieques, es más que un honor para nuestro país y para la Misión Médico Dominico-Boricua, propulsores de esta resolución".
El pediatra dominicano agradeció que "se haya tomado en cuenta nuestra petición, porque en estas calles de este municipio fue que nuestros prisioneros fueron forzados a trabajar, nos sentimos sumamente agradecidos y distinguidos".
Por su parte, el vicecónsul Pérez, resaltó la valentía de “nuestros prisioneros, que dieron hasta sus vidas, y lo que más duele es que fueron sacados de su país para morir fuera de su tierra".
El alcalde Emeric destacó el sacrificio de los 25 dominicanos que ofrendaron su vida por la libertad de su país, muriendo entre las murallas del fuerte de Vieques, donde honraron con sus trabajos a la isla hace más de 150 años.
Luego de iniciada la apertura de la actividad en el antiguo cementerio viequense, se procedió al nombramiento de la calle Mártires de la Restauración Dominicana.
Posterior a un almuerzo, los asistentes participaron en el diálogo titulado "Solidaridad Caribeña Vieques, Haití y la República Dominicana", transmitido en vivo por Radio Vieques 90.1 FM.
También se realizó la apertura del colectivo Artistas Visuales Dominicanos en Nueva York y concluyeron con la presentación del libro "Sin Haitianidad no hay dominicanidad", del autor quisqueyano, Diogenes Abreu.
Los dominicanos encarcelados en el Fuerte Conde Mirarol fueron Juan Berroa, Felipe Gil de Santana, Juan Evangelista del Rosario, Anastacio Espíritu de los Santos, Gregorio Pérez, Justo Mercado, Gregorio Trinidad, Juan Candelario Requiera, Narciso Mejía, Manuel Méndez, Pedro Jiménez, Cecilio Herrera, Anastacio Mejias, Matías Durán.
Los historiadores especulan que el gobierno militar español del momento, una vez completadas las tareas de trabajo forzoso, dejó de atender sus necesidades básicas de vida como alimentación y salud y posiblemente una enfermedad contagiosa que en condiciones deplorables del encarcelamiento fácilmente pudo haberle causado sus muertes.
