28 de agosto de 2015

  • 8/28/2015 08:16:00 a. m.

Cuando se anuncia en un país que lo azotará una tormenta, de inmediato cada hogar toma las precauciones de lugar, porque se cancelan todas actividades educativas, de trabajo y algunas del gobierno.

Es muy triste que tenga que venir una tormenta para que las familias forzadamente se congregen de manera involuntaria en las casas, todos comiendo lo que hay, unidos, en ascuas, muy cerca uno del otro, cosa que casimente no se ve porque las tecnología se han robado esa esencia familiar.


Ayer, llamé a más de cinco familia, ¿ En qué están por ahí? 


Pregunté. 


Aquí chateando, otros viendo televisión,  algunos durmiendo y esperando a Erika, refiriéndonse a inminente paso de la tormenta por la parte sur de la isla. 


Más triste aún me sentí, ningunas de las familias que llamé me expresó que estaban reunidos, conversando como antes, hablando de sus cosas, con los hijos, viendo una sola  televisión juntos, tirados en el piso, haciendo chistes, contando anécdotas del ayer.


Es tan lamentable que aquellos valores que deben ser inculcados en los hogares, se pierdan porque cada quien vive en una casa y pasan meses sin conversar.


Los padres, han delegados en la televisión, videos juegos, tabletas, computadoras, celular inteligentes, su responsabilidad de ejercer su rol, supervisando en qué andan sus jóvenes, con quién, el lugar donde se meten.


La tormenta Erika, que según el Centro Nacional de Meteorología, nos traerá de 5 a 8 pulgadas de lluvia, hará igualmente el favor de mantener reunuficada a la familia aunque sea cada cual en su habitación, hablando por el celular con amigos, el padre escuchando los boletines y mamá cocinando porque no una cuestión que dé más hambre y ansiedad que estar pendiente a sí viene o no el dichoso fenómeno atmosférico anunciado con bombos y platillo y en conclusión, algunas lluvias y brisas sin importancia. 


Duele saber que en los hogares, la disfuncionalidad los arropa, ya las nenas tienen amiguitos especiales con 12 años, el jovencito, lleva amiguita por las tardes a su casa para jugar a mamá y papá y los padres con dos empleos para poder aguantar la caótica situación económica de Puerto Rico, una tremenda barbaridad.


Solamente las desgracias unen familia, usted lo ve en los hospitales y funerarias, cuando es en vida donde debemos aprovechar para disfrutar todos de cada ocasión especial, pero ahora los padres no se empantalonan y dicen "Ésto es lo que va y punto".


Por lo menos en las casas se ven las caras, aunque sea cuando salen a buscar algo en la nevera, mientras la tormenta llega, se chatea un poco, así es la realidad señores, lamentable pero cierto, ni la fuerza de " Erika ",  logra unir lo que está separado y cuando pase la tormenta, cada uno por su lado.


Por Dominga Valdez 
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Unidos en el hogar por tormenta Erika


Cuando se anuncia en un país que lo azotará una tormenta, de inmediato cada hogar toma las precauciones de lugar, porque se cancelan todas actividades educativas, de trabajo y algunas del gobierno.

Es muy triste que tenga que venir una tormenta para que las familias forzadamente se congregen de manera involuntaria en las casas, todos comiendo lo que hay, unidos, en ascuas, muy cerca uno del otro, cosa que casimente no se ve porque las tecnología se han robado esa esencia familiar.


Ayer, llamé a más de cinco familia, ¿ En qué están por ahí? 


Pregunté. 


Aquí chateando, otros viendo televisión,  algunos durmiendo y esperando a Erika, refiriéndonse a inminente paso de la tormenta por la parte sur de la isla. 


Más triste aún me sentí, ningunas de las familias que llamé me expresó que estaban reunidos, conversando como antes, hablando de sus cosas, con los hijos, viendo una sola  televisión juntos, tirados en el piso, haciendo chistes, contando anécdotas del ayer.


Es tan lamentable que aquellos valores que deben ser inculcados en los hogares, se pierdan porque cada quien vive en una casa y pasan meses sin conversar.


Los padres, han delegados en la televisión, videos juegos, tabletas, computadoras, celular inteligentes, su responsabilidad de ejercer su rol, supervisando en qué andan sus jóvenes, con quién, el lugar donde se meten.


La tormenta Erika, que según el Centro Nacional de Meteorología, nos traerá de 5 a 8 pulgadas de lluvia, hará igualmente el favor de mantener reunuficada a la familia aunque sea cada cual en su habitación, hablando por el celular con amigos, el padre escuchando los boletines y mamá cocinando porque no una cuestión que dé más hambre y ansiedad que estar pendiente a sí viene o no el dichoso fenómeno atmosférico anunciado con bombos y platillo y en conclusión, algunas lluvias y brisas sin importancia. 


Duele saber que en los hogares, la disfuncionalidad los arropa, ya las nenas tienen amiguitos especiales con 12 años, el jovencito, lleva amiguita por las tardes a su casa para jugar a mamá y papá y los padres con dos empleos para poder aguantar la caótica situación económica de Puerto Rico, una tremenda barbaridad.


Solamente las desgracias unen familia, usted lo ve en los hospitales y funerarias, cuando es en vida donde debemos aprovechar para disfrutar todos de cada ocasión especial, pero ahora los padres no se empantalonan y dicen "Ésto es lo que va y punto".


Por lo menos en las casas se ven las caras, aunque sea cuando salen a buscar algo en la nevera, mientras la tormenta llega, se chatea un poco, así es la realidad señores, lamentable pero cierto, ni la fuerza de " Erika ",  logra unir lo que está separado y cuando pase la tormenta, cada uno por su lado.


Por Dominga Valdez