Se impone un análisis
comparativo a raíz de la crisis fronteriza en las andanzas de los gobiernos de
Venezuela y Colombia.
Maduro ha convertido a Venezuela en una gallera, pero para revertir el revés que tiene en la opinión pública internacional baila en Caracas la cumbia colombiana “la pollera colorá”. Olvida que en la letra se habla de la negra soledad, que es precisamente la que él atraviesa.
Maduro ha convertido a Venezuela en una gallera, pero para revertir el revés que tiene en la opinión pública internacional baila en Caracas la cumbia colombiana “la pollera colorá”. Olvida que en la letra se habla de la negra soledad, que es precisamente la que él atraviesa.
A pesar de haber buscado tanto con los temas de la guerra económica, el imperio, el Esequibo y ahora con las deportaciones de colombianos, una exaltación del nacionalismo, lo que ha conseguido es ser calificado de xenófobo.
Mientras Venezuela
obtiene en la OEA no discutir a nivel de Cancilleres la crisis humanitaria de
la frontera, descalifica en boca de Diosdado y Chaderston el organismo donde
obtuvieron una victoria pírrica, pues Colombia perdió la convocatoria solo por
un voto y países como México, Estados Unidos, Canadá, Chile, Perú y Uruguay votaron
la proposición colombiana y Brasil y Argentina se abstuvieron.
La defensa de
Venezuela es lastimosa. Maduro dice que lo quieren matar. Tareck, defensor del
puesto, dice que Colombia debe indemnizarnos y que los soldados que maltratan a
los colombianos son norteamericanos. En el país, la Conferencia Episcopal,
organismos empresariales, calificados juristas e internacionalistas, han
condenado la desproporcionada acción.
La artillería
colombiana es de cuartos bates. Santos, la Canciller Holguín, el fiscal, procurador
y el alcalde de Cúcuta. Los argumentos han sido contundentes. La dignidad
humana no tiene nacionalidad. Ahora los expulsan pero antes cedularon a seis
millones de colombianos para ganar elecciones. El contrabando tiene su génesis
en los militares venezolanos enriquecidos. El origen de la crisis venezolana
obedece al cierre de empresas, a la inflación, a la corrupción del gobierno.
Por Julio Portillo