4 de septiembre de 2015

Se impone un análisis comparativo a raíz de la crisis fronteriza en las andanzas de los gobiernos de Venezuela y Colombia. 


Maduro ha convertido a Venezuela en una gallera, pero para revertir el revés que tiene en la opinión pública internacional baila en Caracas la cumbia colombiana “la pollera colorá”. Olvida que en la letra se habla de la negra soledad, que es precisamente la que él atraviesa. 

A pesar de haber buscado tanto con los temas de la guerra económica, el imperio, el Esequibo y ahora con las deportaciones de colombianos, una exaltación del nacionalismo, lo que ha conseguido es ser calificado de xenófobo.

Mientras Venezuela obtiene en la OEA no discutir a nivel de Cancilleres la crisis humanitaria de la frontera, descalifica en boca de Diosdado y Chaderston el organismo donde obtuvieron una victoria pírrica, pues Colombia perdió la convocatoria solo por un voto y países como México, Estados Unidos, Canadá, Chile, Perú y Uruguay votaron la proposición colombiana y Brasil y Argentina se abstuvieron.

La defensa de Venezuela es lastimosa. Maduro dice que lo quieren matar. Tareck, defensor del puesto, dice que Colombia debe indemnizarnos y que los soldados que maltratan a los colombianos son norteamericanos. En el país, la Conferencia Episcopal, organismos empresariales, calificados juristas e internacionalistas, han condenado la desproporcionada acción.

La artillería colombiana es de cuartos bates. Santos, la Canciller Holguín, el fiscal, procurador y el alcalde de Cúcuta. Los argumentos han sido contundentes. La dignidad humana no tiene nacionalidad. Ahora los expulsan pero antes cedularon a seis millones de colombianos para ganar elecciones. El contrabando tiene su génesis en los militares venezolanos enriquecidos. El origen de la crisis venezolana obedece al cierre de empresas, a la inflación, a la corrupción del gobierno.

Mientras Santos se traslada con su gabinete, embajadores acreditados en Colombia a la propia frontera para comprobar abusos, Maduro en medio de una crisis provocada por él viaja a Vietnam. Mayor irresponsabilidad no habíamos visto. Colombia moviliza la opinión pública internacional, aparece unida y ejecuta acciones dirigidas a la Corte Internacional de Justicia, Tribunal Penal Internacional, a la Organización Mundial de Migraciones. Maduro: el que le pega a su familia se arruina. 

Por Julio Portillo
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La pollera colorá

Se impone un análisis comparativo a raíz de la crisis fronteriza en las andanzas de los gobiernos de Venezuela y Colombia. 


Maduro ha convertido a Venezuela en una gallera, pero para revertir el revés que tiene en la opinión pública internacional baila en Caracas la cumbia colombiana “la pollera colorá”. Olvida que en la letra se habla de la negra soledad, que es precisamente la que él atraviesa. 

A pesar de haber buscado tanto con los temas de la guerra económica, el imperio, el Esequibo y ahora con las deportaciones de colombianos, una exaltación del nacionalismo, lo que ha conseguido es ser calificado de xenófobo.

Mientras Venezuela obtiene en la OEA no discutir a nivel de Cancilleres la crisis humanitaria de la frontera, descalifica en boca de Diosdado y Chaderston el organismo donde obtuvieron una victoria pírrica, pues Colombia perdió la convocatoria solo por un voto y países como México, Estados Unidos, Canadá, Chile, Perú y Uruguay votaron la proposición colombiana y Brasil y Argentina se abstuvieron.

La defensa de Venezuela es lastimosa. Maduro dice que lo quieren matar. Tareck, defensor del puesto, dice que Colombia debe indemnizarnos y que los soldados que maltratan a los colombianos son norteamericanos. En el país, la Conferencia Episcopal, organismos empresariales, calificados juristas e internacionalistas, han condenado la desproporcionada acción.

La artillería colombiana es de cuartos bates. Santos, la Canciller Holguín, el fiscal, procurador y el alcalde de Cúcuta. Los argumentos han sido contundentes. La dignidad humana no tiene nacionalidad. Ahora los expulsan pero antes cedularon a seis millones de colombianos para ganar elecciones. El contrabando tiene su génesis en los militares venezolanos enriquecidos. El origen de la crisis venezolana obedece al cierre de empresas, a la inflación, a la corrupción del gobierno.

Mientras Santos se traslada con su gabinete, embajadores acreditados en Colombia a la propia frontera para comprobar abusos, Maduro en medio de una crisis provocada por él viaja a Vietnam. Mayor irresponsabilidad no habíamos visto. Colombia moviliza la opinión pública internacional, aparece unida y ejecuta acciones dirigidas a la Corte Internacional de Justicia, Tribunal Penal Internacional, a la Organización Mundial de Migraciones. Maduro: el que le pega a su familia se arruina. 

Por Julio Portillo