16 de febrero de 2017

En su alocada carrera de liquidadores, algunos peleístas insisten en resaltar sus "escrúpulos de María Gargajo": escupen impiadosamente el pan o la comida que luego querran comerse.
Conozco algunos de ellos con acceso a medios de comunicación de masas que de buenas a primeras fueron "llevados de la mano" por padrinos políticos y convertidos en altos dirigentes y funcionarios electos.
Se creyeron líderes e intentaron continuar trillando la movilidad, la del asecenso, aspirando a disputar posiciones a dirigentes plantados en el imaginario partidario y popular. Fracasaron en el intento. Carecían aún del auficiente arraigo acumulado. No lo entendieron. Los efectos de la tensión y el trauma no se hicieron esperar. La respuesta esoberbecida del pequeño burqués, tampoco.
El síndrome del narcisismo electoral formó ilusión en la psiquis de esos pequeños burgueses que comenzaron a autopercibirse "buenísimos" e inducidos por comentarios de algún que otro "lambizcón" de los que siempre se hacen rodear llegaron a la conclusión de que ellos están "acabando".
Su exacervado ego, elevado a la infinitésima potencia, les impide percatarse de que, pese a conservarlos a ellos y otras yervas en sus estructuras, por la simpatía y fuerza electoral que reúne, quien está verdaderamente buena y "acabando" es la propia organización, el PLD, al que por ser así es que con tanta saña combaten y tratan de enlodar sus adversarios.
Así las cosas, en sus tácticas de diferenciarse del "anstro de corrupción, cuna de nuevos millonarios y apañador de impunidad" en que supuestamente de ha convertido el Comité Politico, éstos traumados estructuran alianzas "estratégicas" con los enemigos más enconados del PLD en los frentes y partidos que integran el "Club de los Amargados". ¡No importa que esos adverarios carezcan de la honestidad política suficiente para recomocer que Danilo Medina ganó las pasadas elecciones en buena lid; y por el contrario disimulan su derrota con el antifaz de un mal traído "tollo electoral".
Es así como estos "quintacolumnas" organizan y convocan marchas y abren a la firma un denominado libro verde contra la impunidad y la corrupción; y hasta se suman a actividades sediciosas a manera de objeción para desprestigiar a instancias estatales técnica constitucionalmente competentes para adoptar las decisiones que les han tocado.
Tienen tan sorprendente capacidad para desdoblarse y habitar el corazón del mal; y al mismo tiempo medrar el paraíso, que nadie, en consecuencia, podría determinar a ciencia cierta a cuál de los dos hábitat realmente pertenecen. Y al final ninguno de los dos podiera sentirse seguro con su compañía.
Mientras, el mensaje entre todo ese torbellino es que si los peledeístas se distrajeran menos escupiendo el pan que después querrán comer, tendrían más oportunidad de resaltar la obra de gobiernos de su partido. Sobre este tema volveré en una próxima oportunidad.
*Es periodista.

Carlos Rodríguez*

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No escupan el pan que luego querrán comer

En su alocada carrera de liquidadores, algunos peleístas insisten en resaltar sus "escrúpulos de María Gargajo": escupen impiadosamente el pan o la comida que luego querran comerse.
Conozco algunos de ellos con acceso a medios de comunicación de masas que de buenas a primeras fueron "llevados de la mano" por padrinos políticos y convertidos en altos dirigentes y funcionarios electos.
Se creyeron líderes e intentaron continuar trillando la movilidad, la del asecenso, aspirando a disputar posiciones a dirigentes plantados en el imaginario partidario y popular. Fracasaron en el intento. Carecían aún del auficiente arraigo acumulado. No lo entendieron. Los efectos de la tensión y el trauma no se hicieron esperar. La respuesta esoberbecida del pequeño burqués, tampoco.
El síndrome del narcisismo electoral formó ilusión en la psiquis de esos pequeños burgueses que comenzaron a autopercibirse "buenísimos" e inducidos por comentarios de algún que otro "lambizcón" de los que siempre se hacen rodear llegaron a la conclusión de que ellos están "acabando".
Su exacervado ego, elevado a la infinitésima potencia, les impide percatarse de que, pese a conservarlos a ellos y otras yervas en sus estructuras, por la simpatía y fuerza electoral que reúne, quien está verdaderamente buena y "acabando" es la propia organización, el PLD, al que por ser así es que con tanta saña combaten y tratan de enlodar sus adversarios.
Así las cosas, en sus tácticas de diferenciarse del "anstro de corrupción, cuna de nuevos millonarios y apañador de impunidad" en que supuestamente de ha convertido el Comité Politico, éstos traumados estructuran alianzas "estratégicas" con los enemigos más enconados del PLD en los frentes y partidos que integran el "Club de los Amargados". ¡No importa que esos adverarios carezcan de la honestidad política suficiente para recomocer que Danilo Medina ganó las pasadas elecciones en buena lid; y por el contrario disimulan su derrota con el antifaz de un mal traído "tollo electoral".
Es así como estos "quintacolumnas" organizan y convocan marchas y abren a la firma un denominado libro verde contra la impunidad y la corrupción; y hasta se suman a actividades sediciosas a manera de objeción para desprestigiar a instancias estatales técnica constitucionalmente competentes para adoptar las decisiones que les han tocado.
Tienen tan sorprendente capacidad para desdoblarse y habitar el corazón del mal; y al mismo tiempo medrar el paraíso, que nadie, en consecuencia, podría determinar a ciencia cierta a cuál de los dos hábitat realmente pertenecen. Y al final ninguno de los dos podiera sentirse seguro con su compañía.
Mientras, el mensaje entre todo ese torbellino es que si los peledeístas se distrajeran menos escupiendo el pan que después querrán comer, tendrían más oportunidad de resaltar la obra de gobiernos de su partido. Sobre este tema volveré en una próxima oportunidad.
*Es periodista.

Carlos Rodríguez*