Escribo,
para tratar de analizar el pluralismo democrático en nuestra sociedad, para
conocer los derechos sociales y políticos, y la participación de las minorías
excluidas como una garantía constitucional del sistema, en esta reflexión
desarrollaré la diversidad como rasgo cultural y permanente de una sociedad en
franco crecimiento.
Escribo,
para traducir sobre el sistema democrático lo que implica vivir con
determinadas garantías, tales como en un estado de derecho, en el que impere el
respeto más absoluto por los derechos humanos, la libertad de expresión, el
pluralismo político y el pluralismo cultural, religioso, la autonomía personal,
pilares que constituyen, sin duda, la esencia misma de la democracia.
Para ello, es indispensable dejar por sentado
que se deben incluir las garantías de los derechos fundamentales como criterio
de legitimidad del poder público, es necesario promover la incorporación de los
textos constitucionales de los derechos de las generaciones futuras, los de las
minorías y grupos vulnerables y diseñar mecanismos que armonicen los sistemas
jurídicos nacionales con los intereses sociales.
El estado de derecho no implica una
contradicción entre el respeto, el respeto a las tradiciones y la vocación
universal de los derechos, por el contrario, existe entre ellos, una necesaria
complementariedad,la salvaguarda de las tradiciones y de los diferentes
derechos sociopolíticos y económico, constituye un criterio útil para especificar,
aplicar y disciplinar los derechos de la persona global, en cuanto al derecho a
la libertad religiosa.
Escribo,
para enfocarme en el multiculturalismo,para incorporar la política del
reconocimiento de los derechos, para compartir similares cuestiones morales
básicas, enfocamos la diversidad como un concepto universal dentro de la
coherencia socio jurídica ,nuestras libertades e igualdad de ciudadanos no solo
se remiten a nuestras características comunes o creencias individuales, sino al
grado de conciencia de la mayoría que necesita un marco legal dentro del
proceso de elegir y ser elegido, por ejemplo, estos son intereses que
compartimos casi todos, independientemente cual sea nuestra filiación política
o intereses.
Los partidos políticos, por ejemplo, deberían
tener entre sus prioridades la de ayudar a los grupos internos de la militancia
que se encuentra en desventaja, con el fin de permitirles conservar su cultura
política en un contexto seguro para evitar la cultura neoliberal de las masa,
sin embargo, no es tan sencillo, ya que se advierten diversos obstáculos cuando
vemos el contenido de los diversos procesos electorales internos, incompatibles
con la mayoría adoptando una serie de universalismos individuales, que
considera que los intereses básicos colectivos carecen de alguna demanda legítima
y por tanto de reconocimiento político.
Todos deberíamos reconocer, que el pluralismo
es un arreglo institucional que le permite a los individuos elegir y construir
un plan de vida necesario para poder escoger entre X o Y, con la posibilidad de
que, y pueda hacerlo, sin que nadie se lo impida, y que además cuente con los
recursos para ello.
Escribo, porque considero que es necesario
hablar de pluralismo, para plantear una nueva sociedad en la que se puedan dar
las premisas del multiculturalismo a través del respeto de la autonomía
personal y elegir su propio plan de vida, aunque sea en una sociedad
tercermundista donde las cosas son diferentes, o sea donde las ideas constituye
una minoría absoluta, por pequeña, no importa lo que esta sea.
Por Juan Carlos Espinal