Por Cándida Figuereo, periodista y articulista. La vida es muy efímera, pero nos
envanecemos y creemos superiores a Dios. En ese ínterin de nacer y crecer hasta llegar a la adultez ocurren muchas
cosas buenas y otras no tan halagüeñas.
Es entonces cuando despertamos para
llegar a la conclusión de que todo pasa.
Es bueno que durante ese paso por la
vida el ser humano contribuya a que sus congéneres sean cada vez mejores en las
relaciones no sólo de pareja, sino con
sus semejantes y por un mejor
país fruto del trabajando.
No hay necesidad de que una sola
persona lo quiera todo para él o ella. No se debe ser egoísta. Es bueno contribuir
a que los demás se abran camino al andar sin necesidad de embarrarse en nada
negativo.
Si se reflexiona se comprenderá que todo
pasa. Muchas veces esos que disfrutan de todo el quehacer dejado por otros,
forzosamente por el devenir de la muerte, son ascendientes muy lejanos y ajenos
a lo poco que dormía el propietario inicial por estar trabajando en tus
proyectos.
No es malo trabajar si se toman sus
descansos- a pesar de que abundan quienes sostienen que trabajar es tan malo
que hay que pagar para realizar gran parte de las faenas que mueven al mundo de
manera tangible.
El fenecido Alberto Beltrán, un
artista oriundo de Palo Blanco, de La Romana, refería en su canción “El Negrito
del Batey” que “el trabajo lo hizo Dios
como castigo”. Es obvio que si no se trabaja sería peor.
En ese trajín por la vida, sin dar
mucha mente a que todo pasa para no caer en la “locura”, están los que gustan
vivir “recostados” cogiéndolo suave y
otros fajados de sol a sol. Los extremos no son buenos.
Lo primero es vivir en salud. Abundan
quienes tienen abundancia material, pero una salud resquebrajada y sin solución
porque “aparentemente” los principales problemas de salud no tienen cura o se
estudia sobre el particular desde que cuba bailaba.
No se debe confundir con la falta de
iniciativa y energía, lo que en el argot de la neurología se conoce como
abulia, el trastorno de disminución de la motivación. La psiquiatría también refiere que la incapacidad de para tomar decisiones
y ponerlas en práctica es “una
alteración patológica de la voluntad, caracterizada por una ausencia total o
parcial de la misma”.
Al margen del planteamiento precitado
por la neurología y la psiquiatría, de lo que no tiene bagaje esta humilde
servidora, lo importante es reflexionar en que todo pasa, que debemos ser
solidarios y contribuir por un país mejor.
Un país mejor se consigue si todos trabajamos por su bienestar en las
áreas respectivas a que estemos dedicados. Se debe cuidar el país como si fuera el propio
hogar.
El país el propio hogar y por tanto debes cuidar sus ríos, sus árboles,
las calles y avenidas limpias…y hacerlo tan tuyo que sea tu principal orgullo.
En fin amarlo como se ama a la madre, porque aunque todo pasa se debes dejar una buena
contribución como ciudadano. No destruyendo, sino haciendo. Cuando siembras un
árbol, por ejemplo, estás contribuyendo. Lo mismo que cuando cierra el grifo para
que el agua no se desparrame en tu hogar. Todo pasa, pero dejas tus frutos.