5 de marzo de 2018

Ni el morbo por el error del año pasado perpetrado por Faye Dunaway y Warren Beatty, ni los movimientos #MeToo y #TimesUp, ni tan siquiera una moto de agua han sido suficientes.
El interés de la gente por la gala que celebra cada año la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas es cada vez menor, y desde hace aproximadamente una década, la situación no mejora. Jimmy Kimmel manejaba con eficacia la edición número 90 de los Oscars sin demasiadas sorpresas, y un estilo que muchos espectadores encuentran anodinos. Y es que la televisión ha vuelto a dejar de lado a Hollywood, otra vez.   


Dirigida y escrita por Mike De Luca y Jennifer Todd, la gala de este año estaba protagonizada por un mensaje reivindactivo que se sentía desgastado por su recorrido en distintos festivales, y el desasosiego de siempre. Esto se tradujo en que los Oscars solo atrajeran a un 15% de la audiencia total, marcando un mínimo histórico en estos premios. Tal y como apunta Collider, este declive que comenzó hace cuatro años ha provocado que la pasa noche se quedara incluso por debajo de la gala de 2008, edición en la que ganó “No es país para viejos”, y que ostentaba hasta la fecha el dato más bajo.
¿La falta de interés se debe a la ausencia de blockbusters nominados? ¿Se debe al cambio generacional? ¿Los nuevos medios han influido? Lo cierto es que las redes sociales fueron las verdaderas protagonistas de la velada. Facebook con su retransmisión en directo, y Twitter con la gran actividad de la prensa e incluso de los nominados, fueron el verdadero foco de atención. 

Lo que aparecía en pantalla quedaba en un segundo plano y todo lo que se sacó de la gala fueron una serie de artículos sobre curiosidades y sobre la carrera de del Toro. Quizás sea momento de cambiar de formato, o quizás de estilo, pero lo cierto es que los Oscars hoy son menos importantes que nunca.
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Los Premios Oscars 2018: "Un desastre con baja audiencia televisiva"

Ni el morbo por el error del año pasado perpetrado por Faye Dunaway y Warren Beatty, ni los movimientos #MeToo y #TimesUp, ni tan siquiera una moto de agua han sido suficientes.
El interés de la gente por la gala que celebra cada año la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas es cada vez menor, y desde hace aproximadamente una década, la situación no mejora. Jimmy Kimmel manejaba con eficacia la edición número 90 de los Oscars sin demasiadas sorpresas, y un estilo que muchos espectadores encuentran anodinos. Y es que la televisión ha vuelto a dejar de lado a Hollywood, otra vez.   


Dirigida y escrita por Mike De Luca y Jennifer Todd, la gala de este año estaba protagonizada por un mensaje reivindactivo que se sentía desgastado por su recorrido en distintos festivales, y el desasosiego de siempre. Esto se tradujo en que los Oscars solo atrajeran a un 15% de la audiencia total, marcando un mínimo histórico en estos premios. Tal y como apunta Collider, este declive que comenzó hace cuatro años ha provocado que la pasa noche se quedara incluso por debajo de la gala de 2008, edición en la que ganó “No es país para viejos”, y que ostentaba hasta la fecha el dato más bajo.
¿La falta de interés se debe a la ausencia de blockbusters nominados? ¿Se debe al cambio generacional? ¿Los nuevos medios han influido? Lo cierto es que las redes sociales fueron las verdaderas protagonistas de la velada. Facebook con su retransmisión en directo, y Twitter con la gran actividad de la prensa e incluso de los nominados, fueron el verdadero foco de atención. 

Lo que aparecía en pantalla quedaba en un segundo plano y todo lo que se sacó de la gala fueron una serie de artículos sobre curiosidades y sobre la carrera de del Toro. Quizás sea momento de cambiar de formato, o quizás de estilo, pero lo cierto es que los Oscars hoy son menos importantes que nunca.