1 de febrero de 2019

Toshio Takata, de 69 años, explica que infringió la ley porque era pobre.Quería un lugar donde vivir de forma gratuita, aunque fuera entre rejas.

“Llegué a la edad de la jubilación y me quedé sin dinero. Así que se me ocurrió que quizás en la cárcel podría vivir gratis”, dice Takata.
“Agarré una bicicleta, la llevé a la comisaría de policía y le dije al hombre que había ahí: ‘Mira, robé esto'”, continúa.
El plan funcionó. Ese fue el primer delito de Takata, y lo cometió con 62 años. Los tribunales japoneses tratan los hurtos como algo serio, por lo que fue sentenciado a un año de cárcel.
Pequeño, delgado y con tendencia a reírse, Takata no parece para nada un delincuente habitual, y mucho menos alguien capaz de amenazar a un grupo de mujeres con un cuchillo. Pero tras ser liberado de su primera sentencia, esto es exactamente lo que hizo.
“Fui a un parque y las amenacé. No pretendía hacerles ningún daño. Solo les enseñé el cuchillo esperando que alguna de ellas llamara a la policía. Y una lo hizo”, explica Takata.
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Hombre prefiere estar preso para no pasar hambre

Toshio Takata, de 69 años, explica que infringió la ley porque era pobre.Quería un lugar donde vivir de forma gratuita, aunque fuera entre rejas.

“Llegué a la edad de la jubilación y me quedé sin dinero. Así que se me ocurrió que quizás en la cárcel podría vivir gratis”, dice Takata.
“Agarré una bicicleta, la llevé a la comisaría de policía y le dije al hombre que había ahí: ‘Mira, robé esto'”, continúa.
El plan funcionó. Ese fue el primer delito de Takata, y lo cometió con 62 años. Los tribunales japoneses tratan los hurtos como algo serio, por lo que fue sentenciado a un año de cárcel.
Pequeño, delgado y con tendencia a reírse, Takata no parece para nada un delincuente habitual, y mucho menos alguien capaz de amenazar a un grupo de mujeres con un cuchillo. Pero tras ser liberado de su primera sentencia, esto es exactamente lo que hizo.
“Fui a un parque y las amenacé. No pretendía hacerles ningún daño. Solo les enseñé el cuchillo esperando que alguna de ellas llamara a la policía. Y una lo hizo”, explica Takata.