El colesterol es una sustancia que está
presente en nuestro organismo, forma parte de las membranas celulares y es
necesario para la síntesis de algunas hormonas, de la bilis y del tejido
nervioso.
Sin embargo, cuando los niveles de colesterol en la sangre son
elevados puede aparecer la hipercolesterolemia, factor de riesgo de otras enfermedades
cardiovasculares.
Por este motivo y tal y como señala Sergio
Caja, doctor en biología molecular del Centro Nacional de Investigaciones
Cardiovasculares (CNIC) en Madrid, formado en Nutrición y Gestión Científica
por el Instituto de Empresa, hay que vigilar la alimentación, ya que la
hipercolesterolemia es un problema multifactorial donde la presencia en la
dieta de alimentos ricos en colesterol debe ser un factor a tener en cuenta.
“Así como hay alimentos que ayudan a disminuir el colesterol otros pueden
contribuir a su aumento”, añade.
Además de la alimentación hay otros factores
clave para reducir el colesterol y que pueden intervenir en la variación de sus
niveles, tal y como señalan desde el Instituto Médico Europeo de la Obesidad
(IMEO): la obesidad, el consumo de alcohol y tabaco y la realización de
deporte.
Si partimos de la base de una persona que
tiene los niveles de colesterol altos, éstos deberán modificar su dieta y
evitar o reducir el consumo de:
Lácteos enteros
Caja señala que aunque la leche es rica en
grasas saturadas, las cuales juegan un papel esencial en la subida del
colesterol, los lácteos no intervienen tanto en la subida como otros alimentos,
aunque sí conviene sustituir los productos enteros por lácteos semidesnatados o
desnatados enriquecidos con vitaminas liposolubles.
Algunos ejemplos de lácteos enteros son la
leche entera, la nata, la mantequilla y la margarina.
Quesos
Desde el IMEO indican que existe mucha
diferencia a nivel de composición nutricional entre unos quesos y otros y Caja
añade que dependiendo de la leche de procedencia y el tipo, el queso puede
tener más o menos colesterol.
“De manera general, los que más grasas
saturadas y colesterol tienen son los que han sido sometidos a un mayor proceso
de curación y los de untar, como por ejemplo el gouda, el emmental, el queso de
cabra curado, el parmesano y el brie”, señalan desde el IMEO.
Por el contrario, los de oveja o cabra
prácticamente no tienen colesterol. “En un estudio clínico, el consumo de queso
aumentó los niveles de colesterol en sangre cuando se compara con el uso de
tofu, pero lo hacía muy por debajo del uso de mantequilla. De estos datos se
desprende que la mantequilla es un alimento que debe estar prohibido en la
dieta de los hipercolesterolémicos mientras que el queso puede comerse con
moderación”, añade Caja.
“En otro estudio se observó que el consumo de
queso, aunque aumenta el colesterol, no es tan perjudicial para la salud del
corazón como otros alimentos y además favorece una mayor eliminación de grasas
en las heces. Por tanto, el queso más bien fresco, preferiblemente de oveja
puede incorporarse en la dieta del hipercolesterolémico siempre con moderación”.
Carnes rojas
Las carnes rojas (ternera, buey, cordero),
son ricas en colesterol y grasas saturadas. Los especialistas del IMEO
recomiendan que, además de no abusar de su consumo, es conveniente elegir
cortes magros y eliminar toda la grasa visible posible.
“Además, la técnica que empleemos para
cocinar también es importante, por lo que deberemos elegir aquellas que no le
aporten excesiva grasa extra”, apuntan.
Fiambres y embutidos
Estos productos, además de tener un exceso de
sal, tienen elevadas proporciones de grasas saturadas y colesterol por lo que
no resultan óptimos si lo que queremos es reducir los mismos.
De hecho, Caja señala que favorecen la
disminución de los niveles de colesterol HDL, conocido como colesterol bueno, y
el aumento del colesterol total en la sangre y, por consiguiente, su consumo
incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades coronarias. “Deberían ser
evitadas especialmente por los hipercolesterolémicos”, insiste.
Casquería y vísceras
La casquería y las vísceras aportan vitaminas
A, D, y B12 y minerales como el cobre y el potasio.
Sin embargo, los expertos del IMEO señalan
que hay que consumirlas con mucha moderación ya que su contenido en colesterol
y grasas saturadas es muy elevado.
Azúcar, productos azucarados, bollería
industrial y productos ultraprocesados
A menudo, los productos con altas
concentraciones en azúcar lo son también en grasas saturadas y trans.
Además, cuando hay abundante azúcar en el
torrente sanguíneo, el efecto del colesterol LDL (conocido como colesterol
malo) es más agresivo.
Respecto a la bollería industrial, el IMEO
especifica que tiene mucha azúcar, harinas refinadas y grasas saturadas y es
muy rica en grasas hidrogenadas o trans, cuyo efecto sobre el aumento del
colesterol es más importante si cabe.
Por último, los productos ultraprocesados
comparten todo lo descrito en este apartado y además tienen un sabor
tremendamente adictivo que nos hace comerlos de manera compulsiva y favorecen
el aumento del colesterol.
Huevos
“Los huevos han sido un producto que
tradicionalmente se ha prohibido, pero esto está en discusión”, explica Caja,
quien indica que la yema contiene un alto porcentaje de colesterol, mientras
que la clara está exenta y, por tanto, se ha recomendado la eliminación de la
yema en la dieta de los individuos con el colesterol elevado.
Sin embargo, en un estudio realizado en
mujeres en Francia se observó que el consumo de huevo no se vincula al
incremento del colesterol y a las enfermedades que puedan ir asociadas.
Otro estudio en población sueca determinó que
no existe asociación entre diferentes enfermedades cardiovasculares y el
consumo de un huevo diario; sin embargo, los investigadores observaron que los
hombres que consumen más de un huevo diario pueden estar en riesgo, lo que no
se observa en mujeres. “A la luz de estos datos, yo creo que las personas con
el colesterol elevado deben evaluar si el consumo de huevo de vez en cuando,
puede serles beneficioso o no”, apostilla el experto.
Mariscos
Al igual que el huevo, el marisco es un caso
diferente a los anteriores, tal y como matizan desde el IMEO.
Es cierto que algunos como las cigalas, las
gambas o los langostinos tienen elevadas cantidades de colesterol en su
composición. Sin embargo, su consumo moderado no tiene motivos para ser
perjudicial a nivel cardiovascular. Esto se debe a que también son ricos en
ácidos grasos omega 3 con función cardioprotectora”, concluyen.