11 de marzo de 2016

Desde el siglo XVI con la Leyenda de El Dorado el sur de Venezuela ha sido motivo para historiadores. No solamente la búsqueda del oro fue el interés por la región, diversos temas han surgido que van desde la controversia por el Esequibo, los presos de la dictadura perejimenista en Guasina, la historia de Henri Charriere “Papillón”, la actividad de los garimpeiros brasileños, los indios warao, hasta el interés de las potencias mundiales por el Amazonas. 

Mientras Tumeremo, el pueblo venezolano herido, llora en las calles los veintiocho mineros masacrados, las explicaciones de lo ocurrido colocan otra vez contra la pared a un gobierno que le sigue debiendo al país la verdad sobre el asesinato del Fiscal Anderson, las sospechosas muertes de civiles y militares en actividades gubernamentales y los 43 estudiantes y opositores asesinados en el 2014 a manos de los esbirros de la dictadura.

En el centro de este aniquilamiento en el sur de Venezuela está el oro. El Alcalde Lugo de El Callao, habla de veintiséis masacres que van desde el año 2000 y que ya han costado más de noventa muertos. Cómo se explica que en una zona militarizada se produzca una matanza de esta naturaleza.

Todo hace pensar que el régimen esconde algo. El Gobernador Rangel del Estado Bolívar, se enreda en las explicaciones y no se hace presente en el lugar de los hechos, el Ministro de la Defensa Vladimir Padrino rechaza que se culpe al Ejército y revela en desmedro de su autoridad que bandas armadas con 10.000 hombres capitaneadas por un colombiano apodado “El Topo” controlan la zona, la Fiscalía no le ofrece protección a los testigos y finalmente Maduro, una vez más, acusa a Uribe y los paramilitares de estar detrás de este episodio.

Venezuela atraviesa una crisis económica muy grave.  El país paga demandas internacionales por expropiaciones voluntaristas de Chávez. Recientemente se conoció que pagó en operaciones “swap” al Deutsch Bank 23.000 millones de dólares con el oro de las reservas que han caído a $13.500 millones. Se sabe sin explicaciones del Banco Central de Venezuela que se han vendido 3,5 millardos en oro. Que Chávez le entregó concesiones en el 2011 a los chinos para explotar el mineral y que Maduro le entrega a la canadiense Gold Reserve otras concesiones, lo que podría explicar que la limpieza de mineros en la zona por parte del gobierno, haya producido la masacre. Otros aseguran que las reservas internacionales en oro que Chávez se trajo de Londres a Caracas, están en La Habana. Así ocurrió con el oro de las reservas españolas en tiempos del gobierno izquierdista de 1936 que fueron a parar de Madrid a Moscú.


Lo ocurrido en esta población venezolana de 5000 habitantes, recuerda lo sucedido en México con los 43 estudiantes asesinados a manos del narcotráfico en la población de Iguala. La Asamblea Nacional de Venezuela ahora en manos de la oposición ha formado una comisión para esclarecer este doloroso asunto. Maduro está en el ojo del huracán. 

Por Julio Portillo
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Oro y masacre

Desde el siglo XVI con la Leyenda de El Dorado el sur de Venezuela ha sido motivo para historiadores. No solamente la búsqueda del oro fue el interés por la región, diversos temas han surgido que van desde la controversia por el Esequibo, los presos de la dictadura perejimenista en Guasina, la historia de Henri Charriere “Papillón”, la actividad de los garimpeiros brasileños, los indios warao, hasta el interés de las potencias mundiales por el Amazonas. 

Mientras Tumeremo, el pueblo venezolano herido, llora en las calles los veintiocho mineros masacrados, las explicaciones de lo ocurrido colocan otra vez contra la pared a un gobierno que le sigue debiendo al país la verdad sobre el asesinato del Fiscal Anderson, las sospechosas muertes de civiles y militares en actividades gubernamentales y los 43 estudiantes y opositores asesinados en el 2014 a manos de los esbirros de la dictadura.

En el centro de este aniquilamiento en el sur de Venezuela está el oro. El Alcalde Lugo de El Callao, habla de veintiséis masacres que van desde el año 2000 y que ya han costado más de noventa muertos. Cómo se explica que en una zona militarizada se produzca una matanza de esta naturaleza.

Todo hace pensar que el régimen esconde algo. El Gobernador Rangel del Estado Bolívar, se enreda en las explicaciones y no se hace presente en el lugar de los hechos, el Ministro de la Defensa Vladimir Padrino rechaza que se culpe al Ejército y revela en desmedro de su autoridad que bandas armadas con 10.000 hombres capitaneadas por un colombiano apodado “El Topo” controlan la zona, la Fiscalía no le ofrece protección a los testigos y finalmente Maduro, una vez más, acusa a Uribe y los paramilitares de estar detrás de este episodio.

Venezuela atraviesa una crisis económica muy grave.  El país paga demandas internacionales por expropiaciones voluntaristas de Chávez. Recientemente se conoció que pagó en operaciones “swap” al Deutsch Bank 23.000 millones de dólares con el oro de las reservas que han caído a $13.500 millones. Se sabe sin explicaciones del Banco Central de Venezuela que se han vendido 3,5 millardos en oro. Que Chávez le entregó concesiones en el 2011 a los chinos para explotar el mineral y que Maduro le entrega a la canadiense Gold Reserve otras concesiones, lo que podría explicar que la limpieza de mineros en la zona por parte del gobierno, haya producido la masacre. Otros aseguran que las reservas internacionales en oro que Chávez se trajo de Londres a Caracas, están en La Habana. Así ocurrió con el oro de las reservas españolas en tiempos del gobierno izquierdista de 1936 que fueron a parar de Madrid a Moscú.


Lo ocurrido en esta población venezolana de 5000 habitantes, recuerda lo sucedido en México con los 43 estudiantes asesinados a manos del narcotráfico en la población de Iguala. La Asamblea Nacional de Venezuela ahora en manos de la oposición ha formado una comisión para esclarecer este doloroso asunto. Maduro está en el ojo del huracán. 

Por Julio Portillo