12 de noviembre de 2017

El campeón argentino Maximiliano Javier Almandoz, que tiene dos medallas de oro en taekwondo, quiere vender su riñón por la pobreza.
Maximiliano Javier Almandoz tiene un pequeño almacén barrial en uno de los ambientes de su casa en González Catán, en el partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires.
Trabaja 17 horas al día y entre las dos actividades acumula cerca de 14.000 pesos mensuales. Es el único ingreso de la familia y alcanza con lo justo para mantener a su pareja y sus dos hijos. Esa es la pelea más difícil.
Almandoz es taekwondista y este año ganó dos medallas de oro representando a Argentina en el exterior, además de obtener la de plata en el torneo nacional, pero admite que “no se puede vivir del taekwondo”. Todos los premios parecen poca cosa si no puede satisfacer los deseos de Araceli, su hija de 14 años, a quien quiere regalarle la mejor fiesta por los 15 años.
Para cumplir el sueño de su hija, Almandoz decidió ofrecer una parte de su cuerpo. “Vendo riñón para hacerle la fiesta de 15 años a mi hija”, publicó el sábado en una nota periodística, donde decenas de personas ofrecen sus órganos desde distintas partes de América Latina.
“Tengo cuatro heladeras y estoy pagando 8000 pesos de luz, por eso tuve que buscar un segundo trabajo. Esto alcanza para comprar comida y pagar algunas cuentas, nada más”, se lamentó, y después sentenció: “Se me cayó todo”.
Almandoz argumenta que en Argentina no hay buenos empleos para ciudadanos que no continuaron sus estudios después de la escuela secundaria y “solo tienen tiempo para trabajar y trabajar”.
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"Vendo riñón para hacer la fiesta de 15 años de mi hija"

El campeón argentino Maximiliano Javier Almandoz, que tiene dos medallas de oro en taekwondo, quiere vender su riñón por la pobreza.
Maximiliano Javier Almandoz tiene un pequeño almacén barrial en uno de los ambientes de su casa en González Catán, en el partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires.
Trabaja 17 horas al día y entre las dos actividades acumula cerca de 14.000 pesos mensuales. Es el único ingreso de la familia y alcanza con lo justo para mantener a su pareja y sus dos hijos. Esa es la pelea más difícil.
Almandoz es taekwondista y este año ganó dos medallas de oro representando a Argentina en el exterior, además de obtener la de plata en el torneo nacional, pero admite que “no se puede vivir del taekwondo”. Todos los premios parecen poca cosa si no puede satisfacer los deseos de Araceli, su hija de 14 años, a quien quiere regalarle la mejor fiesta por los 15 años.
Para cumplir el sueño de su hija, Almandoz decidió ofrecer una parte de su cuerpo. “Vendo riñón para hacerle la fiesta de 15 años a mi hija”, publicó el sábado en una nota periodística, donde decenas de personas ofrecen sus órganos desde distintas partes de América Latina.
“Tengo cuatro heladeras y estoy pagando 8000 pesos de luz, por eso tuve que buscar un segundo trabajo. Esto alcanza para comprar comida y pagar algunas cuentas, nada más”, se lamentó, y después sentenció: “Se me cayó todo”.
Almandoz argumenta que en Argentina no hay buenos empleos para ciudadanos que no continuaron sus estudios después de la escuela secundaria y “solo tienen tiempo para trabajar y trabajar”.