31 de diciembre de 2017

Se ha comprobado que, en el cerebro de roedores de edad avanzada que comparten el sistema circulatorio con ejemplares más jóvenes, aumenta la actividad sináptica, la neurogénesis y la plasticidad.
Según ha publicado este domingo la agencia de noticias Infobae, la idea de que la sangre de una persona joven posee propiedades mágicas que frenan el envejecimiento es uno de los temas recurrentes más exquisitos en el folclore y las historias de terror.

Así se desprende de los hallazgos de Tony Wyss-Coray, profesor de Neurología, después de años investigando los efectos que tenía en roedores la transfusión de sangre entre distintos ejemplares de diversas edades.
“Por lo general, lo que hacemos es […] emparejar un ratón de tres meses que sería el equivalente a un humano de veinte años con otro de dieciocho 65 años en edad humana”, explica Wyss-Coray en una conferencia titulada “Young Blood for Old Brains”.
“Los dejamos juntos durante cinco semanas y luego analizamos aspectos como posibles cambios a nivel molecular, subcelular, celular, etc.”, añade.
Pese a ser tan controvertida, esta práctica se realiza desde hace 150 años y parece apuntar a que, en efecto, compartir sangre con un individuo joven tiene efectos beneficiosos para la salud en personas de edad más avanzada.
Así se ha comprobado que, en el cerebro de roedores de edad avanzada que comparten el sistema circulatorio con ejemplares más jóvenes, se produce un aumento de la actividad sináptica, la neurogénesis y la plasticidad.
Todavía se desconocen los mecanismos por los que se producen estos efectos, si bien varios grupos de científicos continúan investigando en este sentido para su aplicación en humanos.
Wyss-Coray se muestra especialmente interesado en conseguir controlar el poder oculto de la sangre joven para prevenir la aparición de enfermedades neurológicas relacionadas con el envejecimiento.
Con ese fin, Wyss-Coray ya ha empezado a tratar a pacientes con alzhéimer administrándoles infusiones de plasma obtenido de la sangre de donantes jóvenes. Conforme señala la revista Science, en los próximos meses se obtendrán los primeros resultados.
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La sangre de una persona joven posee propiedades mágicas que frenan el envejecimiento

Se ha comprobado que, en el cerebro de roedores de edad avanzada que comparten el sistema circulatorio con ejemplares más jóvenes, aumenta la actividad sináptica, la neurogénesis y la plasticidad.
Según ha publicado este domingo la agencia de noticias Infobae, la idea de que la sangre de una persona joven posee propiedades mágicas que frenan el envejecimiento es uno de los temas recurrentes más exquisitos en el folclore y las historias de terror.

Así se desprende de los hallazgos de Tony Wyss-Coray, profesor de Neurología, después de años investigando los efectos que tenía en roedores la transfusión de sangre entre distintos ejemplares de diversas edades.
“Por lo general, lo que hacemos es […] emparejar un ratón de tres meses que sería el equivalente a un humano de veinte años con otro de dieciocho 65 años en edad humana”, explica Wyss-Coray en una conferencia titulada “Young Blood for Old Brains”.
“Los dejamos juntos durante cinco semanas y luego analizamos aspectos como posibles cambios a nivel molecular, subcelular, celular, etc.”, añade.
Pese a ser tan controvertida, esta práctica se realiza desde hace 150 años y parece apuntar a que, en efecto, compartir sangre con un individuo joven tiene efectos beneficiosos para la salud en personas de edad más avanzada.
Así se ha comprobado que, en el cerebro de roedores de edad avanzada que comparten el sistema circulatorio con ejemplares más jóvenes, se produce un aumento de la actividad sináptica, la neurogénesis y la plasticidad.
Todavía se desconocen los mecanismos por los que se producen estos efectos, si bien varios grupos de científicos continúan investigando en este sentido para su aplicación en humanos.
Wyss-Coray se muestra especialmente interesado en conseguir controlar el poder oculto de la sangre joven para prevenir la aparición de enfermedades neurológicas relacionadas con el envejecimiento.
Con ese fin, Wyss-Coray ya ha empezado a tratar a pacientes con alzhéimer administrándoles infusiones de plasma obtenido de la sangre de donantes jóvenes. Conforme señala la revista Science, en los próximos meses se obtendrán los primeros resultados.