El único del mundo Estados Unidos se convierte así en el
único país del mundo que reconoce como capital de Israel a Jerusalén, donde
ninguna nación tiene su embajada debido a que, tras la anexión israelí de la
parte oriental de la urbe en 1980, la ONU llamó a la comunidad internacional a
retirar sus legaciones de la llamada Ciudad Santa.
Aunque Israel considera a Jerusalén su capital, la
soberanía del país sobre la parte oriental de la urbe (Jerusalén Este) no está
reconocida por gran parte de la comunidad internacional, y los palestinos
quieren establecer allí la sede de su futuro estado.
Trump ha ordenado también al Departamento de Estado que
"comience un proceso" para trasladar a Jerusalén la embajada
estadounidense en Israel, pero ese proceso llevará al menos "3 ó 4
años", según funcionarios de la Casa Blanca.
"Hay alrededor de 1.000 personas trabajando en la
embajada en Tel Aviv, y no tenemos una instalación que pueda acogerlos en
Jerusalén. Llevará tiempo encontrar un lugar, asegurarnos de que es seguro,
diseñar una nueva embajada y construirla", explicó una fuente del Gobierno
de EE UU.
Anuncio a Netanyahu y a los líderes árabes El presidente
habló este martes con cinco líderes de la región para comunicarles su decisión:
el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu; el presidente de la Autoridad
Nacional Palestina, Mahmud Abás; el rey Abdalá II de Jordania; el presidente de
Egipto, Abdelfatah Al Sisi; y el rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdelaziz. Sus
cuatro interlocutores árabes expresaron su preocupación por la posible medida,
que rompería el consenso de la comunidad internacional sobre el estatus de
Jerusalén.
Durante la campaña electoral de 2016, Trump prometió que
trasladaría a Jerusalén la embajada estadounidense en Israel, y la Casa Blanca
adelantó en los últimos días que la cuestión no es si el presidente ordenará o
no ese cambio, sino "cuándo" lo haría. Una ley estadounidense de 1995
insta a Washington a trasladar su embajada a Jerusalén, pero esa medida nunca ha
llegado a aplicarse porque todos los presidentes desde Bill Clinton han
postergado periódicamente su implementación.
Trump hizo lo mismo que sus predecesores el pasado junio,
y este miércoles vuelve a posponer la implementación de la ley durante seis meses
más, debido a que todavía no hay ninguna instalación en Jerusalén preparada
para convertirse en embajada, según los funcionarios estadounidenses. "El
tema más sensible" Los analistas no tienen claro qué pretende conseguir
Trump con esa medida, que pone en riesgo el futuro de cualquier esfuerzo de paz
mediado por Washington en un momento en el que su yerno y asesor, Jared
Kushner, ultimaba los detalles de su plan para la paz en Oriente Próximo.
"La localización física de la embajada
estadounidense no es un impedimento para la paz", argumentó el primer
funcionario que habló con la prensa. Pero el futuro de Jerusalén es "el
tema más sensible y volátil en las negociaciones" de paz, según Aaron
David Miller, un analista que asesoró al Gobierno de Clinton en el proceso de
paz de los años 90.